Las hormigas, aunque pueda resultar extraño, pueden llegar a convertirse en una plaga en el hogar que si bien no suelen resultar demasiado peligrosas para la salud, si que pueden llegar a ser notablemente molestas por su gran número. Existen más de tres mil especies distintas de hormigas adaptadas a las más variadas condiciones.


En un entorno urbano, o semi-urbano, podemos encontrarnos con diferentes especies. Por ejemplo en verano las hormigas aladas pueden constituir una verdadera plaga que se cuela por todas partes. Se trata tanto de hormigas macho como hormigas hembra que salen para aparearse y fundar nuevas colonias. Los grupos que forman pueden ser realmente grandes. Las Hormigas Negras (Lasius Niger), las típicas hormigas de jardín, son las hormigas que en verano generan ingentes cantidades de individuos alados. Su dieta es variada, pero prefieren sustancias dulces y grasas. Otro tipo de hormiga muy común es la Hormiga Faraón (Monomorium pharaonis), son insectos omnívoros, aunque también sienten preferencia por sustancias dulces.

En cualquier caso, las hormigas suponen un especial problema sanitario en lugares donde se manipulan o almacenan alimentos; cocinas, restaurantes, almacenes, empresas de envasado y conservas, etc.


El control de esta plaga pasa inicialmente por evitar que accedan al interior de la vivienda o local. Deberemos localizar las grietas o rendijas por las que se cuelan y taparlas lo mejor posible. Después se debe cuidar la higiene: deberemos eliminar cualquier posible resto de comida que pudiera atraer las hormigas.


Seguidamente podemos recurrir a los productos repelentes. Existen productos repelentes completamente naturales a los que podemos recurrir, como por ejemplo la hierbabuena, el poleo menta, o la hierba de San Marcos. Podemos plantar estas variedades alrededor de la casa, en las zonas por donde veamos que se cuelan las hormigas. Si ya se encuentran en el interior de casa, podemos colocar sus hojas en las zonas por donde acceden las hormigas y en los caminos que recorren. Otros remedios caseros pueden ser, por ejemplo, lavar las superficies con una mezcla de vinagre y agua, o espolvorear pimienta molida en las zonas por donde circulan.


Si la plaga es importante, o sospechamos que pudieran existir hormigueros dentro de casa, por ejemplo en las paredes, entre las capas de aislante, etc., la mejor solución será recurrir a especialistas. Empresas especializadas en control de plagas..